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Los horizontes del cuidado florecieron en el Día de la Comunidad 2023
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Los horizontes del cuidado florecieron en el Día de la Comunidad 2023
Reportero multimedia y texto / Fernando Romero Gutiérrez/RPR
Fotografías y galería / Ramón Tecólt González, Fernando Romero Gutiérrez y Carlos Maciel Álvarez
Comunicación interna y logística / Zamira Hernández Rojas
Las invitaciones estaban repartidas. En el aura universitaria se sentía el entusiasmo. Tanto en el campus como en las personas emanaba un sentido de responsabilidad por concretar la tradición. Los horizontes de cuidado dirigían las miradas a visiones sensibles de la realidad. Todo se acentuaba listo para recibir a la Comunidad.
Pasado el mediodía, un chubasco pausó las actividades a la intemperie, pero no apagó la llama fraterna de la celebración. Testimonio de esto fueron las palabras que el Rector entonó en la entrada del Auditorio Gimnasio Ignacio Ellacuría, SJ: “Venimos de 3 años de momentos pandémicos. Eso nos enseñó a que solas y solos no podemos. Además, nuestra Universidad cumple 40 años”.
“Lo que nos hermana hoy es atesorar nuestro pasado, dar gracias por nuestro presente y ver esos horizontes de cuidado que nos convocan esta jornada […] Hay dos características fundamentales en nuestro proyecto educativo: el cuidado mismo y la diversidad de nuestra Comunidad”, resaltó el Mtro. Mario Patrón Sánchez.
La Lonja Xavier Cacho, SJ fue sede de la misa inaugural. Como si de un decreto se tratase, las oraciones y buenasnuevas respondían al cuidado. Pero no uno meramente personal, sino de los demás. Pues si se cuida a la otredad, el cuidado de uno mismo alumbra en la oscuridad. Un reto claro radica en superar la individualidad y repensar el mundo desde un nosotros y no desde un yo.
Oficiada por el padre Manuel B. Solís Echeverría, SJ, la eucaristía atendió la empatía con que se buscaba participar en el festejo. Para ello, la parábola del buen samaritano fungió como ejemplo de tal humanismo vocacional: “Esas enseñanzas de Jesús para mostrarnos un camino hacia una mejor forma de ser y de vivir”.
“Rompe todos nuestros determinismos, tanto sociales como personales. Y abre nuestros corazones a la compasión desde el amor […] La respuesta del samaritano es inmediata e incondicional. Solo puede ver la urgencia, pues una vida pende de un hilo” declaró el clérigo jesuita.

A partir de aquí, las intenciones florecieron. No había rincón exento. Bastaba un instante para notar la infinidad de afectos. Las curiosidades, puestos y concursos resultaban inocentes excusas para recuperar el contacto humano que la turbulenta cotidianeidad arrebata. La palabra ‘Comunidad’ cobró sentido y forma.
El jardín del ágora y el del edificio B fueron capital gastronómica. Antojitos y platillos de todo tipo se ofrecían a los paladares. En adición, una serie de mesas presentaban el talento y la creatividad de quienes vendían sus productos. Y para el espíritu aventurero, juegos mecánicos y atracciones se podían disfrutar en sintonía con las emociones fuertes.
La expresión artística también se hizo presente. En el Foro de las Artes Guillermo Cabello, SJ, estudiantes de las Prepas IBERO Puebla y Tlaxcala, así como de la Universidad anfitriona, deleitaron a la audiencia y a sus alrededores con interpretaciones de canto, ejecución de instrumentos musicales y bailes. En sintonía, actividades espirituales y de relajación aparecían en puntos inusuales y comunes, como la clase de yoga en el Jardín de la Cruz.
En tanto, salones varios y la sala de cine fueron escenario de enfrentamientos videojueguísticos y mentales. Incluso se tomaron como salas descanso improvisadas y mesas de diálogos y debates espontáneos. La significancia otorgada a estos espacios se conjugaba en Comunidad.
Entre las voces del festejo apareció Lila Camas, quien expresó su sentir del día: “Lo que más recupero de este día son las experiencias que creo con mis amigos y cómo tenemos nuevas historias para contar en el futuro. El buen tiempo que pasamos juntos y cómo disfrutamos de la comida y los juegos. Me gustó bastante este año”.
“Para el próximo año me gustaría que la invitación de venta fuera abierta al público. Para que los estudiantes fueran partícipes de la venta. Brindar y poder recibir”, compartió la estudiante de Comunicación Digital.
El sol se fue ocultando en los horizontes de cuidado. Los rostros, cubiertos de cansancio, aún tenían una sonrisa por obsequiar. Se suma un recuerdo más para quienes estuvieron en la IBERO Puebla. La Comunidad floreció, y echó raíces. Que el sentido descubierto no se vuelva a perder.

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